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El Calzado Que Se Hace Con Chicle Masticado , La Alternativa Mas Ecológica

Uno de los dulces más consumidos en el mundo es el chicle o goma de mascar, el cual es mascado a lo largo y ancho de todo el mundo. Con una gran cantidad de sabores, y presentaciones, el chicle tiene actualmente un gran imperio.

Aunque no todo parece ser tan bueno, pues el chicle ya masticado resulta ser uno de los contaminantes más comunes en todo el mundo. Y es que solo basta con caminar por un lugar turístico para divisar miles de chicles pegados en bancas, postes, árboles o en la calle.

¿Cómo contamina el chicle?

Como ya mencionamos, es común encontrar chicles tirados en la calle o pegados en el mobiliario urbano. El problema está en que dicho chicle tarda demasiado en degradarse pues dependiendo de su composición, este puede llegar a sobrevivir hasta 25 años en el medio ambiente.

Además de tardar mucho en degradarse, el chicle puede provocar la muerte de una gran cantidad de aves. Esto debido a que muchas veces las aves confunden al chicle con restos de pan lo cual provoca que los picos de las aves se peguen, matándolos de hambre al no poder abrir sus picos.

GumBuddy: Una idea nacida en Ámsterdam

Cada año, en Países Bajos aparecen cerca de 5.5 millones de chicles en el piso o debajo de bancos a lo largo y ancho de todo el país. Esto supone no solo un problema de contaminación, también implica un alto costo pues el gobierno paga 250 millones de euros para su limpieza.

Esto hizo que  Jolande Penninks, una ciudadana holandesa, decidiese tomar acción visualizando una gran oportunidad en esta gran cantidad de chicles desechados de forma incorrecta. Para ello, Jolande creó GumBuddy, una empresa enfocada en el reciclaje de chicles.

Dicha empresa, la cual nació como una organización enfocada para la recolección de chicles, decidió aprovechar una tendencia como el creciente consumo ecológico. Además de utilizar el costo que supone para los contribuyentes dicha limpieza, 15 euros por persona, para financiar lo que sería una muestra de innovación enfocada al medio ambiente.

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Para ello todo comenzaría con la colocación de tableros con forma de globo terráqueos en los que se podía leer mensajes alusivos a la contaminación generada por chicles. De la misma forma, estos mensajes incluían invitaciones que las personas pudieran pegar sus chicles ahí mismo evitando así que estos terminasen en el suelo.

La evolución de GumBuddy

Rápidamente, lo que empezó como una campaña de concientización fue creciendo hasta volverse un emprendimiento pues Jolande se dio cuenta del potencial del chicle. Y es que, si analizamos su composición, el chicle es muy similar la plástico en muchas de sus características físicas y químicas.

Esto llevó a Jolande y a su equipo a investigar arduamente para encontrar qué, si se usaban los polímeros y aditivos correctos, el chicle podría transformarse en una especie de plástico natural. Una de las características más llamativas de dicho plástico es su capacidad para ser moldeado.

Así fue como nacieron las zapatillas GumBuddy las cuales usan las propiedades del chicle para fabricar un par de zapatillas ecológicas y muy duraderas. Además de contribuir al cuidado del medio ambiente, las zapatillas de GumBuddy explotan las mejores características del chicle como su resistencia, elasticidad, color e incluso su aroma.

Este no el único modelo que fabrica la empresa ya que también cuenta con un par de zapatillas deportivas, las cuales aún están en desarrollo, fabricadas a partir de los chicles recolectados en las calles de Ámsterdam, capital de los Países Bajos, así como otras ciudades importantes.

Una de las características más llamativas, además del color, aroma y origen de estas zapatillas, es el hecho de que cada suela tiene dibujada la silueta de los Países Bajos. De esta forma Jolande busca recordar el origen de las zapatillas, así como ofrecer una plataforma de expansión para su emprendimiento.

De la misma forma, en el interior de las zapatillas podremos encontrar escrito un mensaje con el cual se busca generar consciencia sobre el cuidado del medio ambiente, el impacto de nuestro estilo de vida actual, así como la forma en la que el ingenio puede ayudarnos a salvar al medio ambiente.

GumBuddy en la actualidad

Para hacer frente a la popularidad cada vez más creciente de estas zapatillas, así como incrementar la captación de chicles, GumBuddy ha colocado nuevos contenedores los cuales hacen ver lo valioso que son los chicles, invitando a las personas a depositarlos en su interior.

Este crecimiento tiene un sustento, y es que la empresa está buscando desarrollar nuevas aplicaciones a estos chicles reciclados. Se dice que próximamente la compañía holandesa podría lanzar al mercado fundas para teléfonos inteligentes y tabletas fabricadas a partir de chicles reciclados con polímeros y aditivos las cuales tendrían la esencia de las primeras zapatillas de la marca.

Es posible salvar el mundo sin afectar nuestro estilo de vida

Como nos ha dejado claro su creadora, Jolande Penninks y su empresa GumBuddy, es posible salvar al mundo sin la necesidad de cambiar la forma en la que vivimos. Y es que solo basta con ingenio y solidaridad para cambiar nuestro entorno.

Emprendimientos como GumBuddy son la mejor forma de salvar a nuestro planeta. Es por eso que esperamos, pronto se den muchos más. Falta mucho por hacer, pero si todos colaboramos, el trabajo será menos y los resultados mucho más grandes.

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